top of page

Una Presencia Singular



Dios es un Dios celoso. Él desea nuestra total atención dedicada sólo a Él. Pero podemos distraernos por todo y por cualquier cosa, por trabajos tontos o logros importantes.

Demasiadas distracciones impiden que adoremos a Cristo nuestro Señor. Y en nuestra libertad, Él nos deja optar por quehaceres como Marta. Sin embargo, Él prefiere que escojamos la mejor parte como María, es decir, adorarLo.

Debemos, entonces, tratar de estar en adoración, luchando contra las distracciones que nos apartan de Dios. El Cardenal Sarah, en su libro “El Poder del Silencio” plantea que el silencio es una herramienta poderosa para escuchar a Dios.

Pero silencio no es sólo ausencia de ruido, como un ruido que se oye. Sobre todo, silencio es la ausencia de cualquier cosa que nos distraiga de adorar a Dios, sean preocupaciones y pensamientos estériles, o inútiles charlas y búsquedas superfluas en la web, sean nuestras responsabilidades de trabajo (que debemos cumplir) o simples actividades recreativas (que algunas podemos dejar).

Estas cosas pueden enredar nuestro corazón y nuestra mente, y confundir y debilitar nuestra voluntad. A veces tomamos la ruta de tratar de arreglar ese desorden y nos olvidamos de parar y adorar. Podemos convertirnos en expertos solucionando problemas, pero olvidamos parar para adorar a Cristo y así conocer cuál es Su voluntad para nosotros precisamente en su presencia singular.

La idea es buscar momentos durante el día que podamos dedicar a adorar a Cristo. Además, hasta podríamos pedir la gracia de ser capaces permanecer en silencio aún en medio de actividades y hasta en medio del ruido.

Sabemos, entonces, que muchas cosas abruman nuestra mente y nuestro corazón. Pero cuando Cristo es la presencia singular en nuestra vida, podemos ciertamente conseguir ese silencio sereno que ordena nuestra alma. Y podemos conseguir ese silencio, porque Dios nos lo concede como Su gracia especial.

Nuestra parte para estar en silencio es desearlo, buscarlo y pedirlo. Y Dios nos dará esa gracia según Él lo considere conveniente para cada uno: cuando quiera, donde quiera y como quiera. Pueda que sea abundante o escaso, “porque desta fuente caudalosa salen arroyos, unos grandes, y otros pequeños, y algunas veces charquitos” (Santa Teresa de Jesús). Pero Él da a cada uno lo que más conviene para su santificación.

60 views

Recent Posts

See All

留言


SMA Logo New.png
bottom of page