Eso decía el Padre Pío cuando necesitaba su Rosario. Él sabía que era un arma, un arma poderosa. Y también lo sabe Satanás.
Estamos siendo atacados día a día por una cultura aberrante y agresiva. Nuestra mejor defensa es la oración. Y una de las oraciones más efectivas es el Rosario: es el arma que aplasta al Demonio.
Satanás tiene mucha fuerza en nuestra cultura. Esa es la razón por la cual la Santísima Virgen María siempre ha pedido que recemos el Rosario. Cuando lo hacemos, participamos efectivamente en la batalla, en el combate espiritual entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás.
Es por esto que el Papa Beato Pío IX dijo: “Denme un ejército que rece el Rosario y conquistaré el mundo”.
Y la razón de por qué Satanás detesta tanto el Rosario es simple. Desde Génesis 3:15 conocemos las primeras palabras de Dios al Demonio: “Pondré enemistad entre ti y la Mujer, entre su descendencia y la suya. Ésta te aplastará la cabeza”. Y “la Mujer” nos pide siempre que recemos el Rosario.
Al famoso exorcista, Padre Gabrielle Amorth, se le preguntó quién era el intercesor más efectivo en su ministerio. Y sin dudar, respondió: “Por supuesto, la Virgen María … Un día le pregunté a Satanás: ‘¿Por qué temes más cuando invoco a María que cuando invoco a Jesucristo?’. El Demonio respondió: ‘Quedo más humillado al ser vencido por un ser humano que por Él’”
Pero he aquí la clave: no podemos vencer a Satanás, que es un ángel caído por nosotros mismos. Como ángel, Satanás es una creatura muy poderosa. Es el inventor de la mentira y la mentira reina en el mundo. Es por ello que nuestra Madre Celestial nos pide que recemos el Rosario para vencer al Demonio.
Nuestra respuesta es tan simple como este consejo de San Pablo: "Quiero que sean ingeniosos para el bien y firmes contra el mal. El Dios de la paz aplastará pronto a Satanás y lo pondrá bajo sus pies." (Rom 16, 19-20)
Nuestra Madre necesita nuestras oraciones. Y el Rosario es “el arma” que vence al príncipe de la mentira.
Cuando rezamos el Rosario, contribuimos al triunfo de Dios sobre el Demonio.
Ayudemos a ganar esta batalla espiritual: recemos el Rosario.
Comments