Nosotros “matamos” al Hijo del Dueño

En la parábola de los labradores, Jesús advierte a los judíos que "se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos" (Mateo 21:43). Dios nos ha dado la gracia de la fe, nos ha regado con sus gracias, y debemos producir frutos. Dios mismo plantó una viña en nuestras almas cuando nos creó a todos y cada uno de nosotros (Mateo 21:33). Luego nos arrendó la viña de nuestras almas dándonos la libertad de amarlo o no.

Mientras la viña estaba arrendada, Él nos envió personas para enseñarnos nuestra fe católica durante nuestras vidas, y muy probablemente durante nuestra adolescencia los "asesinamos" al rechazar su experiencia y sabiduría. Dejamos que la cultura aberrante se apodere de esa viña y produzca los frutos equivocados al olvidar a nuestro Señor en nuestras actividades diarias. Quizás aún peor, rechazando nuestra fe católica completamente. La misericordia de Dios es tan abundante que continuamente nos ha enviado a Sus siervos para darnos oportunidades de cambiar, para servirle más, para amarlo más profundamente. Pero nuestra respuesta es decir NO, decir NO al sacerdote que nos pide que sirvamos en misa, decir NO a un amigo que nos pide que vivamos un retiro, decir NO a nuestros cónyuges cuando nos piden orar con ellos, decir NO a los mendigos que nos piden limosna.

Cuando decimos NO a esos sirvientes del dueño de nuestra alma, los estamos "matando" al igual que los labradores asesinaron a los muchos sirvientes enviados por Dios en la parábola. Si no escuchamos a los siervos de nuestro Señor y cambiamos, si no comenzamos a amar a nuestro Dios más profundamente y comenzamos a producir fruto, también "mataremos" a Jesús cuando intente venir a nuestra viña. Tendremos un patrón de rechazo que "matará" al Hijo del Dueño en nuestras almas. Intentaremos llevarnos nuestra "herencia" abusando de nuestra libertad y no dando a Dios el amor, la atención y el respeto que Él merece (Mateo 21: 38-39).

Entonces, al igual que los judíos de los tiempos de Jesús, " se les quitará el Reino de los Cielos, y será entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos".