Como nosotros perdonamos

Rezamos el Padre Nuestro con frecuencia, algunos diariamente. Pero nos damos cuenta de lo que rezamos? Hoy quiero hablar de una de las frases de esa oración que, en lo personal, ha sido más transformante.

“Perdona nuestras ofensas

como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”

(Mateo 6, 12)

Esta sencilla frase envuelve mucho del significado de la Misericordia de Dios, el perdón, justicia infinita y Amor. ¿Y de veras podemos perdonar? ¿Podemos perdonar sinceramente como simples seres humanos … sin Su Amor? No podemos.

Simplemente no tenemos la capacidad de amar como El ama, total e infinitamente.

Durante la Ultima Cena Jesús le dio a Sus discípulos “un nuevo mandamiento: ámense los unos a otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado” (Juan 13, 34). Jesús es muy coherente. Nos está llamando de nuevo a todos nosotros –como lo había hecho antes- a imitarlo, imitar Su Amor por nosotros.

Jesús nos está diciendo que cuando pedimos perdón a Dios, El lo concederá en la misma medida en la que nosotros se lo otorgamos a nuestros hermanos y hermanas. Debemos pedir ser perdonados con fe y humildad. Dios siempre nos mostrará Su Misericordia, perdonándonos. Pero también recibiremos su Justicia infinita. ¡Seremos perdonados tanto en cuanto perdonemos a los demás!

El perdonar totalmente a alguien es un acto de amor abnegado. Y el amor abnegado sólo viene del Espíritu Santo. Es recíproco: mientras más amamos al “Padre Nuestro que está en los Cielos”, más podemos recibir el Espíritu Santo. Y mientras más recibimos Sus gracias, más podemos amar. Y mientras más amamos, más podremos perdonar.

Así pues, Dios verá nuestras acciones, nuestra fe y nuestro amor a los demás en cumplimiento de su nuevo mandamiento y –en su Misericordia infinita- “perdonará nuestras ofensas”.

El nos perdona tanto –en la misma medida- en que perdonemos a los demás. Y ¿cómo deseamos ser perdonados? Totalmente de todos nuestros pecados, ¿no es así?

Comencemos, entonces, a amar a Dios con fe y pasión, para poder acceder a la misericordia del amor y del perdón, y así poder ser perdonados en amor.